Yoga postparto con bebés: un espacio para las madres (y para todo lo que sienten)

Cuando nace un bebé, todo cambia.
El cuerpo, las emociones, los ritmos, la identidad. Y, muchas veces, también cambia el lugar que ocupa la mujer en el mundo.

Las clases de yoga postparto con bebés no son clases para los bebés.
Son clases de yoga para las madres, pensadas desde la realidad del postparto y desde las necesidades físicas y emocionales que aparecen en esta etapa tan intensa.

Un espacio compartido con otras mujeres en la misma etapa

Una de las cosas que más repiten las mujeres que acuden a estas clases es algo muy sencillo y muy profundo a la vez:
“Aquí me siento acompañada”.

Son espacios donde puedes estar con otras mujeres que están atravesando un postparto, donde puedes expresarte si lo necesitas, compartir dudas, cansancio, emociones o simplemente escuchar y sentir que no eres la única.

Muchas madres pasan gran parte del día solas en casa con su bebé. Salir, vestirse, coger el carrito y llegar a un lugar donde hay otras madres con bebés ya supone un cambio enorme. Un respiro. Una red. Un “no estoy sola en esto”.

Autocuidado real (del que no suele existir en casa)

Estas clases ofrecen algo que muchas mujeres no consiguen en casa:
un espacio de autocuidado real.

Un tiempo donde el foco vuelve a ponerse en ti, en tu cuerpo, en tu respiración, en cómo estás hoy. No desde la exigencia, sino desde el respeto profundo al momento vital que estás atravesando.

Las prácticas están totalmente pensadas para el postparto.
No solo se adaptan las posturas, sino que toda la clase —la ambientación, el ritmo, el lenguaje, las relajaciones finales— está diseñada teniendo en cuenta las necesidades físicas y emocionales reales de una mujer que acaba de parir.

Los bebés son bienvenidos (tal y como son)

En estas clases, los bebés son bienvenidos de verdad.
Con sus llantos, sus sollozos, sus risas, sus despertares y sus necesidades.

Cada madre puede atender a su bebé libremente en cualquier momento. Amamantar, cogerlo en brazos, calmarlo, cambiarlo o simplemente mirarlo. Siempre se mantiene contacto visual o físico con el bebé, respetando el vínculo y la seguridad.

Y algo muy importante:
habrá días en los que no puedas hacer la clase de principio a fin.
Habrá días en los que solo puedas estar a ratos.
Y eso está bien.

No hay expectativas, no hay exigencias, no hay juicios.

Aquí las protagonistas son las madres

Aunque los bebés estén presentes, no son los protagonistas de la clase.
Las protagonistas son las madres. Las mujeres.

Esto es algo muy importante de nombrar, porque cuando nace un bebé muchas veces todas las miradas se dirigen hacia él, y la mujer queda en un segundo plano. En estas clases, la mujer vuelve a ser vista, escuchada y sostenida.

Se trata de una integración mamá–bebé donde la diada está protegida, pero donde se cuida especialmente a la madre, porque cuando una mujer se siente sostenida, cuidada y acompañada, también puede sostener mejor.

El bebé no queda aparte, se integra de forma natural en cada parte de la práctica, pero sin borrar a la mujer que acaba de atravesar uno de los procesos más transformadores de su vida.

Un espacio seguro para volver a ti

El yoga postparto con bebés no busca “recuperar” nada ni volver a ningún sitio anterior.
Busca ofrecer un espacio seguro donde puedas habitar tu postparto, con todo lo que trae, y volver poco a poco a ti, a tu cuerpo y a tu centro.

Un espacio donde ser madre y ser mujer no están en conflicto, sino que se acompañan.

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